jueves, 17 de enero de 2013

El Coaching y el hábito de Procrastinar II



¿Qué puedes considerar como COACH para ayudar a tu COACHEE que está postergando sus acciones y, por tanto, incumpliendo los planes que le llevaran a alcanzar sus objetivos?

Se han descrito y catalogado más de veinte tipos distintos de Procrastinarían y a pesar de haber herramientas genéricas (como las preguntas que describimos en EL COACHING Y EL HABITO DE PROCRASTINAR – PARTE I), cada tipo precisará, para su reducción efectiva, de una determinada personalización. Así pues, si tu coachee tiene el hábito de postergar, necesitarás ayudarle a identificar cuál es exactamente la emoción negativa que dispara el mecanismo de evitación y los fotogramas que constituyen “la película o escena” de su postergación (por ejemplo con herramientas de Enfoque y re-calibración).
Un ejemplo frecuente que nos encontramos en el ámbito profesional: La postergación por miedo al error o al fracaso.

Tu coachee teme que al hacer algo nuevo que no sabe –recuerda que está fuera de su zona de confort—si le sale mal; el mismo u otros se darán cuenta y esto provocará sentimientos negativos (vergüenza, incompetencia, frustración, etc..) y/o consecuencias materiales (no promoción, aislamiento, despido, etc..). El coachee considera que hay un salto demasiado grande y amplio entre la dificultad de la acción y su nivel de habilidad actual para ejecutarla. La liberación del miedo se producirá postergando. Entonces percibirá que su eficacia ha sido baja y por ende su automotivación para seguir y/o intentarlo de nuevo comenzará a bajar. El efecto inverso también puede darse, es decir, una muy baja dificultad en la acción puede desmotivar y se llega a postergar para incrementar la presión en el tiempo y recuperar la motivación por sensación de atraso. En ambos casos “el plan” no transcurre con sostenibilidad.

Las herramientas de recalibrado pueden serte muy útiles para ayudar a tu coachee a autoevaluar y encontrar la zona optima de trabajo entre el desafío (la acción) y la habilidad correspondiente. Asimismo puedes fortalecer su autoeficacia ayudando al coachee a recordar experiencias pasadas exitosas que le permitan re-evaluar su habilidad y con ello a percibir la acción como desafiante pero realizable.

Técnicas sencillas de enfoque y intención también pueden ayudar. Consiste en definir previamente “el donde, como y cuando” de la tarea. Es como poner en marcha con tu coachee “el escenario de la acción”. Por ejemplo, supongamos que la acción del coachee es prácticar a diario su ejercicio de “Planificar las actividades de cada día”. Ayúdale para que él mismo diseñe el proceso: CUANDO: “mañana llegaré 20 min antes a la oficina (aprox la duración del ejercicio), así que ya cambio la alarma del celular”. DONDE: “La primera acción que realizaré al llegar a la oficina es dirigirme directamente a la sala de reuniones para aislarme de interrupciones; ahora mismo hago la reserva de la sala.” COMO: “Llevaré mis notas de coaching para anotar el resultado de mi ejercicio, ahora mismo lo coloco en mi agenda.”

Se trata de automatizar tareas sencillas con el objetivo de evitar las escusas y justificaciones de la postergación. Mediante sencillos escenarios de “cuando-donde-como” centras la intención y la acción de tu coachee toda vez que le ayudas a mejorar el orden y disciplina interna de su día a día. Evitas que su atención sea asaltada por la multitud de estímulos que pueden distraerle. P ej. En los ámbitos profesionales otras prioridades mal ordenadas, interrupciones, mail, teléfono, etc… En lo personal los contactos “tóxicos” y las emociones que se generan, demasiado tiempo en las redes sociales, etc… Se trata de minimizar el número de decisiones previas que tienes que tomar antes de iniciar la ACCION. De alguna forma te predeterminas para hacerlo, te “sacudes las escusas”.
Otra técnica, también muy sencilla, es la de Bloques. Consiste en subdividir la acción a realizar en acciones más puntuales de forma que la realización de todas ellas acabará conformando la acción total. Es como decir aquello de “pasito a pasito”. Calibrando adecuadamente cada paso conseguirás minimizar la emoción negativa que afecta en la tarea y al mismo tiempo reducirás la brecha dificultad-habilidad.

Como decíamos al comienzo hay diversas herramientas “no varitas mágicas” y por ello la decisión, la voluntad y la perseverancia son claves. De nada servirá tener las herramientas en un gran cajón si tu coachee no las utiliza.

Nos vemos en EL COACHING Y EL HABITO DE PROCRASTINAR – PARTE III con el Método Grow.

Escuela de Coaching Profesional

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